Pero, ¿qué es una “ola de calor”? Según la Agencia Española de Meteorología (AEMET), “Se considera ‘ola de calor’ un episodio de, al menos, tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”. Los tres factores que determinan la intensidad de una ‘ola de calor’, por tanto, son: las temperaturas alcanzadas durante la misma, su duración y el territorio afectado. Los expertos aseguran, además, que las olas de calor han venido para quedarse. Si actualmente ya afectan al 30% de la población, los investigadores aseguran que, en el año 2100, esa cifra podrían llegar a alcanzar el 78%. Es decir, en los próximos años, las temperaturas seguirán subiendo y las situaciones de calor intenso se irán haciendo más frecuentes.
¿Cómo afecta el exceso de calor al organismo?
El ser humano dispone diferentes organismos para regular la temperatura corporal. Sin embargo, estos mecanismos termorreguladores solo funcionan correctamente a determinadas temperaturas. Cuando éstas alcanzan límites extremos (como ocurre durante una ola de calor), el mecanismo se ve sobrepasado y el organismo comienza a resentirse: aparece el agotamiento, irritabilidad, hipotensión, taquicardia, cefaleas, calambres, etc. En el más extremo de los casos, puede llegar un golpe de calor que, en determinadas personas, puede resultar fatal.
Ancianos y niños son los segmentos de la población más expuestos a las consecuencias de las altas temperaturas. Este hecho se ve agravado, además, porque, en el caso de la población infantil, nos encontramos con que la mayoría de los centros educativos no están preparados para mantener unas temperaturas adecuadas en sus aulas.
Centros educativos y aumento de las temperaturas
El pasado mes de junio, durante el periodo lectivo, vimos cómo muchos colegios de diferentes provincias se vieron obligados incluso a suspender las clases debido a las altas temperaturas que se alcanzaron dentro de las aulas. Las Consejerías de Educación de dichas provincias no tuvo más remedio que enviar instrucciones a todos los centros ante la ola de calor que azotó España durante varios días. Las autoridades recomendaban mantener las persianas cerradas mientras el sol incide de manera directa, dejar las ventanas cerradas o trasladarse a otras instalaciones con una mejor orientación.
Y es que, el Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo (y los centros educativos lo son) establece que la exposición a las condiciones ambientales de los lugares de trabajo no deberá suponer un riesgo para la seguridad y salud de los allí presentes. ¿Qué significa eso? Pues, básicamente, que l a temperatura de los centros debe estar comprendida entre los 17 y los 27ºC… algo difícil de mantener en el caso de los colegios, que no disponen (en la mayoría de los casos) de sistemas de aire acondicionado.
Láminas de control solar 3M: una solución práctica para reducir las temperaturas en los centros educativos
La instalación de láminas de control solar 3M es una solución práctica y muy eficiente para luchar contra la entrada de calor en este tipo de centros. Los diferentes modelos de láminas 3M disponibles en el mercado están diseñados para reducir la cantidad de transmisión de calor solar a través de los cristales de las ventanas, aumentando la reflexión solar. La reducción térmica para estos centros puede llegar a ser del 72%, lo que permitiría continuar con las clases lectivas con total normalidad. |