En los años 50 y 60, tras la crisis industrial de la postguerra, algunas personas comenzaron a ocupar los edificios industriales que poblaban barrios de la Gran Manzana, como el SoHo o Tribeca, reconvirtiéndolos en viviendas. Un poco más tarde, en los 70, fueron artistas lo que siguieron con esta iniciativa para instalar en estos grandes espacios diáfanos sus talleres, al tiempo que los convertían en sus hogares. Nace así el concepto de loft para definir una vivienda amplia, sin divisiones, que aúna el estilo industrial y moderno.

En los años 80, el concepto da el salto desde Estados Unidos a Europa y comienzan a popularizarse este tipo de viviendas. Su evolución ha continuado y, hoy en día, es fácil encontrar viviendas tipo loft que, a diferencia de aquellas primeras naves reconvertidas, hoy ya son espacios de nueva construcción que buscan mantener el espíritu pionero, pero adaptado a las nuevas necesidades. 

 

 

Los techos altos, los espacios diáfanos y los grandes ventanales, que permiten que la luz natural inunde toda la estancia, son los elementos principales que definen este tipo de viviendas. Por este motivo se prescinde de persianas y cortinas, otorgando todo el protagonismo a la iluminación natural. 

Pero, si esto es así, ¿qué ocurre con la privacidad de quienes viven en ellos? ¿Existe alguna solución que permita aprovechar toda la luz exterior preservando su intimidad? 

 

 

Una solución perfecta para lograr este objetivo son las láminas decorativas para interior Fasara. Se trata de es una gama de láminas de poliéster flexible de alta calidad, que se adhiere al vidrio y que permite graduar la intimidad y transparencia de un espacio. A diferencia de otros vinilos al ácido, que se instalan mediante láminas que generan el efecto que se quiere lograr, las láminas Fasara ocupan toda la superficie que queremos cubrir, es decir, las zonas en las que no queremos que haya motivos decorativos también están cubiertas por la lámina, en este caso transparente. ¿Qué ventajas aporta este sistema? Permite elegir motivos decorativos pequeños e, incluso, degradados y, además, su limpieza y mantenimiento son mucho más efectivos y seguros, permitiendo pasar el paño u otros elementos sobre una superficie continua que no se va a levantar ni despegar.

Hay un abanico de láminas con motivos muy diferentes, que nos ofrece una amplia combinación de diseños y de condiciones de privacidad. 

Este tipo de láminas también se están instalando en mamparas de baño, siempre colocadas en la parte exterior, para dar un nuevo ambiente decorativo.

 

Si algo define a un loft es el alto componente de diseño que trae asociado, por lo que este tipo de láminas resulta un complemento perfecto, tanto si le damos un uso como vivienda como si lo utilizamos como oficina, algo cada vez más habitual para empresas que buscan amplios espacios diáfanos donde lograr un ambiente de trabajo colaborativo. Las láminas Fasara son perfectas también para ubicarlas en vidrios interiores de separación de ambientes. 

En los espacios en los que buscamos, no tanto la privacidad sino una simple función decorativa y, además, queremos jugar con el color, podemos optar por las láminas Dicroicas, una variante de Fasara, también transparente, que da distintas tonalidades de color en función de la incidencia de la luz o del ángulo en que lo miremos. Hay dos modelos, uno en tonos azulados, más fríos, y otro en tonos más cálidos (anaranjados).